lunes, 14 de diciembre de 2009

Y nevó en Baza

Parecía que el invierno no llegaría, que la estación se quedaría en un mero nombre que engloba tres meses pero que no significan en absoluto un cambio de temperatura venido a menos.
Pero nevó en Baza. Hoy el cielo amaneció blanco, anunciando una lluvia que sabíamos era nieve.
De nuevo, la ilusión, inevitablemente el pueblo se viste de una estampa navideña de película. Siempre viví las navidades con frío a medias y lluvia a ratos y sin embargo, la nieve es...
Y nevó en Baza.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Enlace de interés

Aquí dejo un enlace para visitar un blog sobre lengua y literatura. Se llama: textos narrativos

signo de la elegancia

La última tarde

A las cinco de la tarde
No es una tarde de verano soleada
a las cinco de la tarde
un sopor envuelve la clase
a las cinco de la tarde
nuestros ojos batallan
a las cinco de la tarde
y por fin me duermo plácidamente
a las cinco de la tarde
hasta las 7 y media.

miércoles, 14 de octubre de 2009

y siempre esperé la llamada

Se querían. Siempre fueron amigas, se quisieron, comprendieron, rieron, escucharon.
Hablar del futuro y del verdadero valor de la amistad era su tema diario, no entendían las peleas absurdas. Pero un día, no llamó, no devolvió la llamada. Se vieron y no hablaron.
Hoy, te tocaba llamar a ti.

jueves, 1 de octubre de 2009

Schhhhh

Y me lo dijo al oído, muy bajito, casi susurrando. Como si al salir de sus labios, las palabras perdieran fuerza y veracidad.
Y es que las cosas importantes dan miedo expresarlas, se dicen muy poco a poco, despacio y casi en silencio, para que penetren pausadamente y siempre queden gravadas en el corazón.

martes, 29 de septiembre de 2009

Tarde de martes rara

Con la tele apagada como si estuviésemos de luto.

29 de septiembre

No sé si os ha pasado alguna vez, pero a mí, como a la mayoría de la gente no le gusta cumplir años. Y yo me estoy despidiendo de los míos, 26 años. Me ha costado todo un año acostumbrarme a mi nueva fecha y cuando lo estaba haciendo... se me agota el tiempo y ahora empezamos con un nuevo número. Se me precipitan los acontecimientos.
En fin, ahora 27 y todo un año para aprender a hacerlos míos y decir a todo el que tenga gusto de saberlo.
Felicítenme mañana que me quedan aún algunas horas, hoy es el día de Pilar que cumple justo un día antes que yo. A ella le ocurre lo mismo y yo le digo: todo es acostumbrarse, señal de que los has vivido.
Felicidades Pilar y felicítenme mañana.

martes, 25 de agosto de 2009

De nuevo en Benamaurel

Después de abandonar totalmente mi página, me he propuesto resucitarla de las cenizas cual ave fenix.
Al comienzo de cada año, es decir, cada uno de enero, el mundo se propone nuevos retos con deseo de cumplirlos o intentarlos. Mi año comienza el 1 de septiembre y entre mis propósitos están recuperar mi afición a la escritura y lectura.
He sanado de todos los males. Cansada de estudiar, de leer y de escribir por obligación, creé aversión a los libros. Sé que es raro y más tratándose de una profesora de Lengua para más inri, pero así ha sido.
Ahora que me he recuperado, quiero empezar de nuevo.
Por lo pronto, vuelvo al pueblo que me dio trabajo y eso, para mí es un incentivo.
Encantada de la vida por trabajar en un pequeño pueblo de la sierra de Baza, casi casi en Murcia y casi casi en Almería. Con gente sencilla y buena a la que merece la pena conocer, con un clima autóctono, y un idiolecto cuanto menos sorprendente (benamaurelense, desde el cariño).
Aprovecho y doy la bienvenida al nuevo curso que comienza para nosotros el martes que viene.
Que todo os vaya bien.

domingo, 22 de febrero de 2009

El sueño de Ana

Como cada día a las cinco de la tarde Ana se asoma a la ventana. Desde pequeña, religiosamente realizaba la misma operación, veía pasar a la gente y era el momento del día más feliz, todo lo demás era secundario. Sin embargo, esta tarde se presenta lluviosa y gris y no puede evitar contagiarse de la tristeza del día.
Tranquilamente se va durmiendo mientras oye a lo lejos la lluvia caer. De repente se despierta sobresaltada; su corazón le da un vuelco y siente unos deseos irreprimibles de salir a la calle y tocar la lluvia, seguro era fresca y aunque su madre luego le llamase la atención, en este momento deseaba tanto que el agua cayera por su pelo y su cara – dicen que si te cae agua de lluvia sobre la cabeza, el pelo te crece muy, muy, muy rápido -, olerla que no pudo resistirse.
Hubo un impulso interior que le salía del estómago, creía que se salía el corazón. Salió corriendo de la habitación, bajó las escaleras, abrió la puerta, atravesó el jardín y salió a la calle. Llovía a cántaros, desde el interior de la casa las imágenes se divisaban borrosas, a rayas blancas que irrumpían los coches restándole color.
Ana, mientras tanto, daba vueltas con su camisón de flores disfrutando del agua, “qué fría, dios mío, casi no puedo respirar, se me están congelando los pies; aguanto un ratito más y me vuelvo”. Pero en el preciso momento de querer volver a casa, sentía que le pesaban las piernas cada vez más y más, más y más, más y más, la casa le parecía más lejana. Luchaba por llegar al portón y cada paso era inmensamente pesado y forzoso. “Me estoy helando de frío; mamá!!! Mamá!!! Ayúdame, no sé qué me pasa, no puedo andar!!”.
“Ana, Ana, cariño, ¿qué ocurre?”. “¿Qué? Ohh, me he quedado dormida y he soñado que iba corriendo hacia la calle y que llovía y olía y tocaba el agua mojada sobre mi piel, pero luego de repente otra vez no podía andar. Mamá, quiero que me bajes a ver la lluvia, acompáñame por favor!!”.
Esto conmovió mucho a su madre. Juntas decidieron que a partir de entonces disfrutarían a su modo, con o sin dificultades, de todos los momentos del día ya estuviese el día gris o soleado. A partir de ahora Ana no vería el agua caer desde la ventana, sino que vería el agua caer debajo de un paraguas.
No todas las dificultades necesariamente tienen que marcar límites.