“No quiero volver a verte”. Esas fueron mis últimas palabras antes de marcharme con un portazo de mi casa.
Desde entonces, hasta ahora no había vuelto a la casa. Desde entonces hasta ahora, no nos habíamos vuelto a ver. Había sido más que mi novio, había sido mi compañero, mi hermano, mi confidente, todo se lo había contado. Nos conocíamos desde niños y nos hicimos amigos en la infancia, nos enamoramos en la adolescencia y ahora, decidíamos formalizar nuestra relación. Sin embargo, aquella tarde, Antonio daba marcha atrás a todo.
Mil excusas escucharon mis oídos: estoy agobiado (yo te ayudo), me trasladan a otra ciudad y no quiero que lo dejes todo por mí (no me importa, busco otro trabajo) No estoy seguro de nuestra relación ( ¿a estás alturas?). He conocido a otra persona (por ahí no paso) No quería seguir adelante, no quería que compartiésemos nuestra vida, ahora que lo compartíamos todo.
- No lo entiendo, de verdad. No sé por qué me vienes con esas ahora. Lo he dejado todo por ti, y no me arrepiento. De hecho, si me dieran a elegir lo volvería hacer sin lugar a dudas. Pero creo que me merezco una explicación.
- No puedo darte ninguna. Solo que creo que ya no te quiero. Creo que necesito volar solo.
- Solo!!! Ahora???
- Sí, ahora. Lo único que he hecho en la vida ha sido estudiar, trabajar y estar contigo.
- Y yo!! Y a mí me ha bastado!!
- Pues a mí no, lo siento.
- NO QUIERO VOLVER A VERTE.
Sin embargo, no fue así.
Hoy he recibido una carta, Antonio está enfermo y no quería que yo sufriera con él, no fue falta de amor, fue demasiado amor.
Salgo corriendo y cojo un taxi que me lleva hasta la casa. Llamo y me abre la puerta.
- Lo siento.
- Y yo. No quiero que vengas aquí a cuidarme.
- Estoy aquí para quedarme.
2 comentarios:
ya decía yo que ese Antonio no podía ser tan ... a veces el amor hace cosas imprevisibles.
Tu acción te honra, Mercedes, la vida te recompensará por tu elección
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